Las vacunas son medicamentos que están destinados a producir una respuesta en el sistema inmunitario del paciente que genere protección frente a una enfermedad. Como cualquier medicamento puede tener efectos secundarios pero el balance beneficio/riesgo es claramente favorable. Los efectos secundarios son poco importantes comparados con el riesgo que supone contraer la enfermedad.
Hay un calendario de vacunación consensuado con los profesionales de la salud. Pero la ley no obliga a vacunar en el caso de que alguien se niegue a ponérselas por la razón que sea. Después de diversos casos de difteria y sarampión público se está planteando esta posibilidad.
Las vacunas no sólo confieren inmunidad al individuo al que se le administran. Existe además la llamada inmunidad de grupo. Se puede resumir así. Cuando hay un elevado porcentaje de la población vacunada el virus / bacteria causante de la enfermedad no encuentra suficientes huéspedes para propagarse. De esta manera alguna persona que no haya podido ser vacunada por razones médicas o problemas de salud que se lo impidan, tendrá mayor protección si la gente próxima a esta persona está vacunada ya que la circulación del agente causante se verá reducida en gran medida.
Es por este motivo que la decisión de no vacunarse no afecta solamente al individuo que lo decide sino que su entorno social también se puede ver perjudicado. Cabría hablar de un componente solidario en el acto de vacunarse aunque no se esté plenamente convencido a título individual.
Hay que recordar que los niños no son mayores de edad y no tienen criterio suficiente para decidir por ellos mismos. Por eso es tan importante que así padres respeten su derecho a la salud y cumplan con el calendario de vacunas establecido.
Por todo lo citado anteriormente os animamos a cumplir con el calendario de vacunación por el bien de todos y evitar casos lamentables que pueden tener graves consecuencias para los más vulnerables que en este caso son nuestros hijos.
Salud-os!