Homeopatía y catarro común
Es sabido que los
síntomas del resfriado son muy variables. Así, se puede tener desde un simple
aumento de la mucosidad nasal con una leve sensación de malestar general hasta
un cuadro de fiebre alta con postración. Es muy frecuente también que el
proceso vaya más allá y se puedan notar molestias más o menos intensas de
garganta. Aunque en sí mismos son procesos que se curan solos, no son raras las
complicaciones en forma de otitis, sinusitis, bronquitis o incluso neumonías.
La inmensa
mayoría de estos cuadros son de origen vírico y por eso el tratamiento con
antibióticos resulta del todo ineficaz. Los tratamientos sintomáticos clásicos
ayudarán a que los síntomas sean más soportables mientras el catarro se cura
solo. Se soporta mejor pero dura lo mismo que sin tratamiento. Es durante la
época de otoño e invierno cuando estos cuadros catarrales afectan, con distinta
intensidad, a la inmensa mayoría de la población. De hecho, se estima que un
adulto sufre entre uno y dos catarros al año y en el caso de los niños entre
cuatro a cinco. Es fácil entender esto último si se tiene en cuenta que el
sistema defensivo de los niños está en plena maduración y son precisamente
estos primeros contactos con los virus que su sistema inmunológico aún no
conoce los que van “entrenándolo” y haciéndolo cada vez más capaz de
enfrentarse a ellos con eficacia.
El problema a la
hora de tratar la mayoría de los cuadros catarrales es que son de origen vírico
y los antibióticos no funcionan contra los virus, con lo que la única
alternativa que queda es tratar los síntomas y esperar que no haya
complicaciones mientras el catarro se cura solo. Es aquí donde la homeopatía aporta una nueva
dimensión porque no actúa suprimiendo los síntomas que, por otra parte,
favorecen la curación, sino que estimula las propias defensas del organismo
para que sean estas las que consigan superar la infección de una manera más
eficaz. Esto significa un menor riesgo de complicaciones y una convalecencia
mucho más corta y llevadera. Esta forma de tratamiento tiene una gran ventaja
implícita y es que cada vez que se trata un catarro con medicamentos
homeopáticos es el propio sistema de defensas el que sale reforzado, ya que la
homeopatía no actúa sobre el virus sino sobre el sistema inmunológico
estimulándolo.
Esto resulta
especialmente interesante en los niños que, precisamente, se encuentran en
pleno proceso de maduración inmunológica. Si cada vez que un niño tiene un
catarro se le trata con homeopatía recibirá un tratamiento eficaz y seguro en
ese cuadro agudo y además estará mejorando su resistencia para futuros
catarros. Asimismo, la
homeopatía contempla otro aspecto más en el tratamiento de los catarros: el
preventivo. En adultos y sobre todo en niños es muy frecuente encontrar
pacientes que “lo cogen todo”. Su sistema de defensa, por un problema de
predisposición constitucional o por una bajada de sus defensas por causas
circunstanciales, no puede combatir con eficacia los gérmenes y cada vez que
entran en contacto con ellos enferman. Aquí el medicamento homeopático actúa
sobre el terreno de ese paciente mejorando su inmunidad y eso se traduce en un
menor número de catarros y en más fuerza para curar los que contraiga.
El medicamento
homeopático carece de toxicidad. Es uno de los medicamentos más seguro que se
pueden encontrar en las farmacias motivo por el cual se puede usar con
seguridad en bebés, embarazadas, ancianos o personas que estén tomando otras
medicaciones.
Otro aspecto
interesantísimo de la homeopatía es que su combinación con otras terapéuticas u
otros medicamentos es siempre posible. Antibióticos o broncodilatadores podrán
usarse junto con el tratamiento homeopático siempre que el médico lo considere
necesario. Un medicamento potenciará al otro porque cada uno estará actuando en
un plano diferente y complementario. Otro aspecto propio de la homeopatía es la
individualización del tratamiento. La causa del catarro es la misma, un virus
que coloniza las vías respiratorias altas. Sin embargo la forma de responder va
a ser particular según la persona y su momento vital. No se tratará igual a un
paciente con secreción nasal acuosa e irritante que se acompaña de estornudos
frecuentes pero con un estado general poco afectado que a otra persona con
fiebre, escalofríos y obstrucción nasal importante con mucosidad espesa y
abundante, acompañado además de un intenso dolor de cabeza.
En las formas más
frecuentes de resfriado se usarán medicamentos como Allium cepa, Sabadilla, Nux
vomica, Kalium iodatum o Euphrasia, entre otros. Se elegirá uno o varios de
ellos combinados según los signos y síntomas particulares que presente cada
paciente. Así, se utilizará Allium cepa cuando el paciente presente un
resfriado con rinorrea acuosa e irritante con estornudos que mejora con el aire
fresco. Por otro lado, si la mucosidad es más espesa, incluso amarillenta o
verdosa, con sensación de presión dolorosa en la raíz de la nariz y en los
senos frontales, nariz hinchada y ojos edematosos y que, además, prefiere el
calor y se agrava con el fresco, se optará por Kalium iodatum.
Sin embargo, en
ocasiones lo más delicado de un resfriado son sus complicaciones y aquí la
homeopatía resulta también de una eficacia extraordinaria con medicamentos como
los siguientes:
- Hepar sulfur, Kalium bichromicum, Cinnabaris o Mezereum para la sinusitis.
- Antimonium tartaricum o Ipeca para la bronquitis.
- Drosera, Spongia tosta o Corallium rubrum para la laringitis.
- Arsenicum album, Aurum metallicum, Hepar sulfur o Capsicum para la otitis.
Medicamentos como
Pulsatilla, Sulfur iodatum, Kalium phosphoricum o Phosphoricum acidum acortarán
y aliviarán los periodos de convalecencia de los cuadros catarrales tan
molestos y limitantes. Al tratar un catarro agudo en un paciente con los
medicamentos homeopáticos que “su resfriado” necesita se estará actuando sobre
el proceso infeccioso activando los propios recursos de curación del organismo
y, en este sentido, mejorando su inmunidad. Además, la homeopatía cuenta con
medicamentos como el Oscillococcinum
que actúa como un inmunoestimulante general, en cualquier individuo, frente a
los procesos virales, tanto los catarros comunes como las gastroenteritis
agudas.
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